La carta quiere ser como “un viaje que toca varios puntos del Mediterrano: Grecia, Italia…” y de otros mares, porque también hay propuestas de la gastronomía japonesa. Hay influencia marroquí maridada con los productos conileños, pero también propuestas llegadas desde el norte de España, puesto que ha trabajado en Cantabria y en el restaurante londinense del asturiano Nacho Manzano (tres estrellas Michelín). La carta no es muy larga, y se complementa con las sugerencias del día que aprovechan el producto de mercado. Segun indica el cocinero, la variedad motiva tanto a los clientes, como a él; le hace estar despierto. Esta filosofía se lleva al extremo en los postres: no hay carta de dulces, sólo las propuestas del día. Entre ellas, destaca un arroz con leche con una textura que es prácticamente de mousse -al estilo asturiano- y se remata con un glaseado crujiente de azúcar.
El establecimiento cuenta con terraza y una sala amplia con mesas bajas y altas.
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